REVISTAS
En un lujoso cementerio que se llama Brahms
y en la cara más azul de mi recuerdo intenso
te postrabas, indómita, como la leche honda
de los niños hambrientos, sobre cubierta,
en el mar, blanqueándolo todo.
Aparecías sin milagro, crecías a bordo igual
a las plantas olvidadas. Cohabitabas
con la última luz del día, el primer destello
manso de la mañana. Era como llorar
verte crecer en las colinas terribles
haciendo señales. El mar era la nada.
Un montón de olas muertas flotando y flotando.
La muerte huía.
Por vereda y vereda ronda hoy tu recuerdo.
Morí y morí. Sangré. Basta de dioses.
Echa la falda al fuego y amémonos despacio a través de
las venas azules de los héroes
que gastaron su tiempo sin quejarse. Anda.
Trepa el muro liviano. Hemos muerto como el tiempo
bajo la primavera de los otros.
(Revista "Reloj de Agua", 1976)